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"En un pueblo un hombre descansaba en su casa. Llamaron a la puerta con estruendo. Al abrir su vecino le gritaba :´Fuego...fuego...¡¡¡hay fuego!!!´. El hombre fue a llenar un cubo de agua. Se lo arrojó a su vecino. Éste se detuvo.
´Perdona vecino, pero primero había que apagar el fuego en tu cabeza. Vamos a apagar juntos ahora ese otro´".
Abordar un proceso con otra persona requiere prestar atención a la relación consigo misma, con los demás y con el mundo. Las diferentes corrientes profesionales ofrecen ese abordaje. El nuestro es adaptarnos a las necesidades de la persona y no al revés. Abordamos los conflictos de una persona consigo misma y con su entorno.
"Una mujer trataba de sacar una llave de un jarrón. Al ir a sacar la mano quedó atrapada en el cuello de botella. Al seguir haciendo más fuerza para sacar la mano, más atascada quedaba, entrando en pánico. Al gritar su hijo se acercó, la pidió que si quería sacar la llave introdujera la mano en lugar de sacarla, y para recuperarla soltara la llave en lugar de agarrarla. Al hacerlo sacó la mano, giró el jarrón y la llave cayó sola".
Cuando llegamos a un atolladero o huimos de una situación complicamos el problema. Lo que tomamos por solución puede agravar la situación. Hacer un cambio en nuestra perspectiva y dejar de ejercer aquello que seguimos intentando con más fuerza aún nos ofrece las posibles soluciones. Cambiar un patrón problemático es la primera fase para dar con uno fructífero.